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REPERT MED CIR. 2022;31(3):263-269
de Medicina y Cirugía
La desnutrición además de ser un indicador utilizado
internacionalmente para medir el estado de salud de los
niños, se considera una variable económica clave que
permite observar las condiciones estructurales de pobreza
y tiene consecuencias irreversibles en el desarrollo de los
niños. Diversos autores han demostrado que la desnutrición
tiene un impacto mucho más poderoso en la mortalidad
infantil de lo que se aprecia en general y sugieren que las
estrategias que solo implican la detección y el tratamiento
de las personas gravemente desnutridas, harán poco para
hacer frente a este impacto.15,16 Por fortuna, en contraste con
los resultados reportados en la población de estudio no se
presentaron esta clase de situaciones, se reconoce que puede
ser consecuencia de que la base de datos remitida por la
EPS tiene algunas irregularidades que pudieron sesgar de
alguna manera los resultados del estudio. Los datos también
permitieron describir la presencia de sobrepeso infantil que
aun cuando en poca proporción, puede estar relacionado
con la falta de acceso a los servicios de salud, dado que
cuando existen estas barreras en la atención los padres y
cuidadores no cuentan con la asesoría profesional adecuada
para tomar decisiones frente a la alimentación de sus niños.
La edad y el género son factores que inuyen en la
susceptibilidad individual a la malnutrición.8 Al respecto,
diversos estudios han determinado que esta afecta tanto en
el sector rural como en la zona urbana en especial a niños
menores de 24 meses que sin distinción de género, dados
los determinantes socioeconómicos que solo afectan a uno u
otro género dependiendo de la distribución de la población
en las áreas afectadas.9 En el presente estudio, se encontró
una ligera proporción mayor en el género masculino,
coincidiendo con el reporte de un estudio nacional y
estudios realizados en otros países.6,7,17
Fotso (2006) demostró en su investigación la importancia
social que tiene el nivel de riqueza de los hogares y
corroboró la importancia del uso y el acceso al sistema de
salud para el estado nutricional de los niños, relaciones que
están respaldadas por la literatura.18 Pese a esto, cuando se
incluyen las características de la comunidad, la inuencia
de estos dos indicadores se ve atenuada.7 Esto sugiere la
importancia que el entorno social y físico de la comunidad
ofrece a las familias, siendo muy notorio en la población de
Guainía, la cual no cuenta con ingresos socioeconómicos
sucientes que garanticen un adecuado estado nutricional.
El riesgo de desnutrición aguda se encontró en la
población estudiada, aunque en poca proporción, siendo
mayores los casos identicados con desnutrición moderada
y algunos con riesgo de sobrepeso.6,7,17,18
La prevalencia de malnutrición en el municipio evidenció
mayores cifras hacia la desnutrición crónica y su existencia
en relación con factores sociodemográcos para padecer
tal condición en los menores de 5 años. Álvarez (2019)
encontró una prevalencia para desnutrición aguda y crónica
de 1,2% y 1,8% respectivamente, asociada con factores
como antecedentes patológicos, nacimiento por cesárea,
bajo peso al nacer, parto pretérmino y una lactancia materna
menor de 2 meses con un bajo nivel socioeconómico en la
población estudiada.17 Además estas cifras demuestran la
cercanía entre la desnutrición aguda y crónica, con una
probable tendencia a presentar cronicidad, lo cual puede
estar relacionado con estados de desnutrición moderada
que fueron encontrados en altos porcentajes en este estudio
y que sugieren la necesidad de abordajes tempranos para
evitar desenlaces negativos permanentes en los niños.
En lo referente a los resultados departamentales en
Colombia, el retraso en talla (desnutrición crónica)
entregados por ENSIN 2015 (Encuesta Nacional de Situación
Nutricional en Colombia) se observa que los mayores
porcentajes se registran en Vaupés (27%), Guajira (26.1%)
que ocupa el segundo lugar, Guainía le sigue con 18.1%,
en cuarto y quinto lugar se sitúan Amazonas y Arauca con
prevalencia de 16.6% y 13.5%. En contraste, este estudio
descriptivo evidencia desnutrición aguda moderada en 92%
de los niños y niñas participantes, lo cual es una alarma
que hace llamar a potenciar el acceso al servicio de salud
y los recursos que den respuestas a las necesidades básicas
insatisfechas de la población participante.
Según estadísticas vitales DANE 2017 (Departamento
Administrativo Nacional de Estadística) referente a los
resultados de las tasas de mortalidad para niños y niñas
menores de 5 años por departamento, en la distribución
geográca del riesgo Vichada ocupa el primer lugar con la
tasa 115,65, en segundo lugar Guainía (37,73) y en orden
descendente los departamentos de Guajira (36,49.), Cesar
(26,19) y Chocó (22,97). En comparación con este estudio
descriptivo no se presentaron situaciones de mortalidad
infantil.
En un estudio sistemático de la malnutrición en niños
menores de cinco años en los países en desarrollo19, concluyó
que los factores socioeconómicos del hogar se reconocen como
predictores de la malnutrición infantil, incluidos los padres
sin educación, los ingresos del hogar y las instalaciones de
agua y saneamiento en el hogar. Entonces, los resultados
arrojados por la población de estudio dejan entrever la
necesidad de generar políticas públicas que apunten a dar
mayor accesibilidad a los servicios de salud y a tratar de
generar reactivación económica, mayores oportunidades
de trabajo y no estaría de más, implementar programas que
contribuyan a prevenir los embarazos a temprana edad.
Encontrar que 92% de la población sujeta a estudio sufre
de desnutrición aguda moderada evidencia la ausencia de
calidad de vida en la población infantil, lo que deja entrever
que es prioritario promover intervenciones contundentes
intra e intersectoriales que no generen un efecto paliativo