REPERT MED CIR. 2022;31(2):140-148
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de Medicina y Cirugía
sintomáticas son factores de riesgo para el desarrollo de un
EE no convulsivo en la población adulta mayor.5 84,2% de
nuestra muestra conoce el tiempo 1 (T1) y tiempo 2 (T2) en EE
y 96,1% sabe que estos son relevantes para su tratamiento.
T1 es el punto donde se recomienda comenzar una
intervención farmacológica (5 minutos), lo cual es conocido
por 97,4% de los encuestados y que cobra importancia
debido a que estudios han demostrado que la mayoría de
crisis son menores a este tiempo y las que duran más tienen
mayor probabilidad de continuar prolongándose.1 En T1 se
ha demostrado la ocurrencia de cambios siopatológicos
como internalización de receptores GABA a nivel neuronal
que contribuye a la refractariedad del EE.11 En la misma
línea, T2 es el punto en la progresión de una crisis donde
se comienzan a observar consecuencias no deseables a largo
plazo (30 minutos) como daño neuronal irreversible y en
redes así como muerte neuronal, que sugiere un tratamiento
más agresivo en aras de evitarlas y que también depende del
tipo de crisis y su duración.1,11 Las observaciones que han
permitido concluir sobre T1 y T2 están basadas en estudios
experimentales con animales y en algunas investigaciones
clínicas en especial en EE convulsivo; no obstante falta más
evidencia cientíca para establecer estos tiempos en EE
focal y EE tipo ausencia.1 Pasar inadvertido el T1 y T2 lleva
a la prolongación de las crisis, mayor estancia en unidad de
cuidados intensivos (UCI), peor pronóstico, alta morbilidad
y mortalidad.1,5 69,7% de los estudiantes de posgrado sabe
que el tratamiento de primera línea en el manejo del EE son
las benzodiacepinas (midazolam, lorazepam, diazepam y
clonazepam), pero un menor porcentaje (44,7%) sabe que la
recomendación es usar una benzodiacepina seguida de un
fármaco anticrisis de segunda línea3,8, pues hay estudios que
soportan que entre 30 y 40% de los EE no mejoran con la
administración de una benzodiacepina.8,21 Del mismo modo,
40,8% considera que sabe cual es la benzodiacepina que
mejor funciona en EE porque es la disponible en la institución
hospitalaria, dependiendo de la vía de administración más
rápida en aras de no retardar el inicio del tratamiento, de
la duración de su efecto, del conocimiento y manejo de las
complicaciones, interacciones medicamentosas y efectos
adversos3, teniendo en consideración que en algunos países
no se encuentran disponibles otras benzodiacepinas como
lorazepam y clonazepam en presentación endovenosa
como es el caso de Colombia. Los resultados de la encuesta
muestran que 67,1% de nuestra población de estudio
sabe que ante la dicultad de establecer un acceso venoso
o no disponer de uno, el midazolam es la benzodiacepina
de elección para administración intramuscular, de hecho
la evidencia soporta que es más ecaz que el lorazepam
intravenoso en adultos con EE convulsivo sin acceso venoso.8
El 78,9% de los residentes sabe que los medicamentos
de segunda línea en el tratamiento del EE son fenitoina,
fenobarbital, ácido valproico, levetiracetam y lacosamida,
que evitan la progresión a EE refractario, con el consecuente
uso de anestésicos endovenosos, intubación orotraqueal
y estancia en UCI. Orlandi demostró en un estudio que
incluyó 277 pacientes con EE que 68% resolvió la crisis tras
la utilización de medicamentos de primera/segunda línea22,
la tasa de resolución con ácido valproico fue de 82%,
lacosamida 77%, fenitoina 71% y levetiracetam 62%.22 No
hubo diferencias signicativas en las comparaciones cabeza-
cabeza excepto en la correspondiente a ácido valproico y
levetiracetam en la que el primero fue efectivo en 86% de los
casos de EE no convulsivo (EENC) mientras que el segundo
en 62%.14 En la misma línea el estudio ESETT demostró que
la ecacia de levetiracetam, fosfenitoina y ácido valproico
en EE convulsivo fue similar llevando a su resolución a los
60 minutos en al menos la mitad de los pacientes9. 71,1%
de los encuestados sabe que en un EE refractario (falla
con las dos primeras líneas de tratamiento) los anestésicos
endovenosos (midazolam, propofol, tiopental, ketamina) son
los fármacos de elección. Un estudio reciente demostró que
32% de los EE se resuelven aunque la evidencia sobre la
ecacia y seguridad de estos22 medicamentos es aún escasa
y controversial, por lo que se requiere un mayor número
de ensayos clínicos y evidencia cientíca al respecto. 81,6%
de nuestra muestra considera una práctica adecuada cuando
el EE se debe a la suspensión del medicamento anticrisis
de uso rutinario, que éste debe ser la primera línea de
elección para el manejo siempre y cuando esté indicado en
EE, teniendo en cuenta las comorbilidades e interacciones
medicamentosas.3 Solo menos de la mitad de los encuestados
(48,4%) tiene en cuenta en el manejo del EE la existencia
de comorbilidades como cáncer, VIH, insuciencia renal y
hepática, no solo por ser las más frecuentes sino porque es
necesario ajustar las dosis de algunos fármacos anticrisis
en este contexto, pues estos medicamentos modican
factores farmacocinéticos y farmacodinámicos de algunos
antitumorales y antirretrovirales, y su biodisponibilidad
y metabolismo.3 Otra consideración no menos importante
es el perl de efectos adversos de los fármacos anticrisis
que los hace poco recomendables en algunos escenarios
clínicos especícos como el levetiracetam en pacientes con
depresión y psicosis puesto que las empeoran, en cuyo caso
se preere lacosamida; la fenitoina se debe evitar en casos
de bloqueos auriculoventriculares y arritmias cardiacas,
y el ácido valproico en gestación en especial en el primer
trimestre o en mujeres en edad fértil sobre todo cuando se
planee mantener a largo plazo3.
Al inquirir sobre el conocimiento de las dosis de
impregnación y mantenimiento de los diferentes fármacos
usados en el manejo del EE según las recomendaciones
del consenso de expertos de la Asociación Colombiana de
Neurología (ACN) y de las guías de la Sociedad Americana
de Epilepsia3,8, 85,5% de los residentes encuestados conoce
la dosis del ácido valproico, 71,1% la de lacosamida, 78,8%
la de levetiracetam, 77,6% la de propofol y 67,1% sabe la
dosis de tiopental. Si bien en general no son cifras malas,
podrían optimizarse en aras de garantizar la mejor atención
al paciente con EE. En nuestro estudio 78,3% reconoce