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REPERT MED CIR. 2024;33(1):41-47
de Medicina y Cirugía
CONCLUSIONES
17% no tenían valoración previa al evento, sin embargo
dentro de la población que la tenía en 37% se encontraron
inconsistencias entre la situación real del paciente y la
interpretación nal del riesgo. Diferentes estudios reeren
que la valoración del riesgo a pesar de ser una herramienta
que contribuye a evitar los posibles eventos adversos
relacionados con caídas, su inadecuado uso durante la
clasicación puede generar consecuencias que van de leves
a graves.
26,17
En este sentido, los conocimientos decientes
sobre el uso de la escala en el personal de salud, pueden dar
lugar a inconsistencias entre el estado real del paciente y la
clasicación de riesgo, y en consecuencia la mala aplicación
de medidas preventivas generando un problema para la
atención y cuidados del paciente.
27,28
En este estudio se identicó que la valoración casi
siempre se realiza al ingreso del paciente al servicio de
hospitalización, mientras otras investigaciones reeren que
la mayoría de las instituciones sanitarias valoran el riesgo
de caídas durante las primeras 24 horas tras el ingreso, lo
cual hace necesario revisar los protocolos institucionales
sobre caídas y sensibilizar a todos los profesionales sobre la
importancia de este proceso, con monitoreo constante para
garantizar el cumplimento de los estándares de seguridad
del paciente.
22
En cuanto al registro de los eventos adversos en la nota de
enfermería, este se encuentra dentro de las responsabilidades
del ejercicio profesional; sin embargo un trabajo realizado
en la Universidad de Cantabria en España asegura que existe
un amplio desconocimiento entre los profesionales de la
salud sobre las herramientas existentes para la noticación
de los eventos adversos en la práctica asistencial, y una
mentalidad que lleva a interpretar este hecho como una
posible forma de castigo o penalización, haciendo que la
mayoría no sean noticados.
29,30
La mayoría no presentaron daños graves aparentes como
consecuencia del evento, lo que coincide con investigaciones
realizadas en instituciones similares; no obstante la toma
de exámenes diagnósticos adicionales y el aumento de la
estancia hospitalaria son algunos de los efectos generados por
las caídas en la población de estudio; esto representa costos
adicionales y aumento en el gasto total de la hospitalización
y utilización de recursos extras del hospital como talento
humano, alimentación, insumos y uso de equipos.
17,23-27,31
Aunque las consecuencias fueron menores en la mayoría de
los casos, deben tenerse en cuenta otros estudios en los que
se describen como principales consecuencias las fracturas y
los traumas craneoencefálicos, con incapacidad importante
pudiendo por lo tanto tener un mayor impacto en términos
nancieros para las instituciones y de calidad de vida para el
paciente.
32
Diferentes estudios coinciden en que la mayoría
de caídas son prevenibles dependiendo de la comorbilidad
del paciente, siempre y cuando se apliquen en forma
correcta programas de evaluación de riesgo y de seguridad.
Sin embargo, calicar la evitabilidad de un evento adverso
termina siendo un juicio de valor, porque depende del grado
de conanza que se da a las evidencias de haber aplicado
lo necesario para evitarlo, lo cual no signica de manera
contundente que el evento sea realmente no evitable.
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Existe una relación entre el riesgo de caída y la presencia
de las mismas en pacientes hospitalizados. En un estudio de
Bueno-García y col.
17
, se encontró que aquellos pacientes
que presentaron un puntaje equivalente a alto riesgo de
caídas en la Escala Downton, tuvieron una posibilidad
2.3 veces más alta (IC: 95%), de presentar caídas durante
su hospitalización que los demás pacientes. Además de
presentar un ratio positivo de posibilidad de ocurrencia de
1.55 y un ratio negativo de posibilidad de ocurrencia de
0.67.
Frente a los resultados de la evaluación del riesgo de
caída con la escala de Downton, los factores relacionados
con mayor ocurrencia de este evento son el uso múltiple de
medicamentos y dispositivos que dicultan la deambulación
e implican para el personal medidas adicionales que
mitiguen el riesgo. Por tanto, clasicar a un paciente con
“riesgo de caída” exige una evaluación continua, ya que el
estado de salud durante la hospitalización puede hacerlo
variar ya sea un incremento o una disminución, y por ende
las medidas preventivas especícas cambian.
Es importante que la evaluación del riesgo y su clasicación
sean de la mayor importancia para el personal de enfermería,
pues la alta ocurrencia de este evento adverso implica daños
en la salud de los pacientes, así como aumento de los días
de estancia hospitalaria, y los costos relacionados con
ayudas diagnósticas y tratamientos adicionales. Por tanto,
es recomendable que exista en las instituciones sanitarias
un protocolo de valoración del riesgo de caídas, que permita
la reevaluación continua y la educación del paciente y su
familia dado que es una corresponsabilidad.
Llama la atención que un porcentaje alto de los pacientes
que presentaron caídas en el período evaluado hayan
sido clasicados como bajo riesgo en la valoración de
enfermería, sobre todo cuando en las instituciones de alta
complejidad los enfermos por ser pluripatológicos tienen
factores asociados con estos eventos adversos. Sin embargo,
teniendo en cuenta que 93% de los errores de clasicación
se tradujeron en falsos positivos de riesgo, se puede inferir
que lejos de subestimarlos esta sobre calicación debería
generar más acciones preventivas.
Conviene revisar la metodología con que se está realizando
la evaluación, la competencia del personal que lo realiza y
evaluar si las medidas protocolizadas para la prevención en
los hospitalizados se encuentran acordes con la evidencia
cientíca disponible. El registro de la caída una vez se ha
producido, permitirá conocer las dimensiones verdaderas
de esta problemática y además favorecer el aprendizaje y
una práctica sanitaria cada vez más segura.
Es pertinente realizar la evaluación de tiempos y