de Medicina y Cirugía
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REPERT MED CIR. 2023;32(3):265-271
de la transmisión fecal-oral con adecuadas medidas de
sanidad e higiene personal.
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Infección aguda por leptospira
La leptospirosis es una infección causada por una bacteria
gram negativa perteneciente al género Leptospira.
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Su
transmisión es animal-humano, lo cual la convierte en una
zoonosis que es endémica en muchas zonas tropicales en
temporada de lluvia e inundaciones; la infección resulta
de una exposición del reservorio de un huésped animal
infectado que alberga el patógeno en sus túbulos renales y
excretan leptospiras patogénicas en su orina. La puerta de
entrada puede ser por contacto directo de la piel o mucosas
con la orina de animales infectados, o indirecto de la piel o
mucosas con alimentos, suelos o agua contaminada con la
orina de animales infectados. Los reservorios naturales son
los mamíferos entre los que destacan murciélagos, pinnípedos
y roedores, además de animales poiquilotérmicos como sapos
y ranas. El humano es un reservorio accidental. Es rara la
transmisión humano-humano (sexual) y la materno-fetal.
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En una revisión sistemática realizada por Costa, F. y col.
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se
estimó que la prevalencia anual es de 1.03 millones de casos
en el mundo, posicionando a la leptospirosis dentro de las
principales causas zoonóticas de morbimortalidad, la cual
aumenta en el sur y el sureste de Asia donde no es reconocida
como un problema de salud pública. Causa un promedio
de 58.900 muertes anuales a nivel mundial, afectando
de preferencia a hombres adultos. En Latinoamérica, la
morbilidad es de 15.7 casos por cada 100.000 habitantes y la
mortalidad de 0.68 casos por cada 100.000 habitantes (1.600
muertes anuales). En Colombia, la leptospirosis es un evento
de noticación obligatoria e individual al SIVIGILA desde
2007.
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En 2019 se reportaron 2.643 casos de los cuales 269
fueron conrmados por laboratorio, 2.329 fueron casos
sospechosos y 45 conrmados por nexo epidemiológico;
la mayoría fue por contacto con perros y roedores y la
incidencia fue de 1.72 casos por 100.000 habitantes.
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El período de incubación es alrededor de 10 días; en la
patogenia se describen 3 fases: 1) inoculación de las barreras
epiteliales; 2) inoculación sanguínea que causa bacteriemia
y la etapa febril en donde hay alto riesgo de producir
sepsis-like syndrome y falla multiorgánica y 3) una fase
de invasión a tejidos diana como el hígado caracterizada
por congestión sinusoidal, distensión del espacio de Disse
y una respuesta inmune innata y adaptativa que causa
inamación, apoptosis, necrosis hepática y fuga biliar al
espacio sanguíneo. Otros órganos que afecta son el pulmón
en donde el depósito de inmunoglobulinas y del sistema
del complemento en la membrana basal alveolar causa un
síndrome hemorrágico pulmonar y el riñón cuya reducción
de la expresión del intercambiador 3 de sodio/hidrógeno en
el túbulo proximal causa hiponatremia, acidosis metabólica,
poliuria osmótica y la respuesta inamatoria desencadenada
por el reconocimiento de los lipopolisacáridos A de la
leptospira por los TLR2 en las células epiteliales tubulares
renales causando disfunción renal secundaria al edema, la
inltración celular, la apoptosis y la necrosis tubular.
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El comienzo de los signos y síntomas tiene una media
de 7-10 días y se caracteriza por un inicio agudo de ebre
(87%), cefalea bitemporal o frontal retroorbitaria (72%),
mialgias (77%), ictericia (31%) y hepatomegalia (17%).
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Tos no productiva ha sido noticada en 20-57% de los casos;
a nivel ocular se evidencian hemorragias subconjuntivales;
los síntomas gastrointestinales incluyen náuseas, emesis,
diarrea y dolor abdominal. Este último puede deberse a
una colecistitis acalculosa o pancreatitis. Hay que tener en
cuenta que la injuria renal secundaria a la infección o a la
deshidratación pueden aumentar los niveles de enzimas
pancreáticas cuando el aclaramiento de creatinina es menor
de 50 mL/min. A nivel hematológico se encuentra anemia
hemolítica no inmune, leucocitosis, trombocitopenia y
prolongación del PT. En el área cerebral puede ocurrir
hemiplejía, mielitis transversa, síndrome de Guillain-
Barré y/o meningitis aséptica y los hallazgos típicos en el
líquido cefalorraquídeo (LCR) son pleocitosis mayor de 500/
mm
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, proteínas entre 50-100 mg/mL y glucosa normal. La
forma severa de leptospirosis se congura ante el contexto
de ictericia y falla renal, conocida como enfermedad de
Weil. Los signos clínicos de sangrado son comunes y van
desde petequias, equimosis y epistaxis hasta hemorragias
gastrointestinal y pulmonar, esta última con hemoptisis
masiva y síndrome de distrés respiratorio agudo que cursa
en cerca de 50% de los casos fatales.
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En la leptospirosis severa hay elevación leve a moderada
de las transaminasas hepáticas, hiperbilirrubinemia directa
y aumento de creatinina y nitrógeno ureico en sangre. En el
uroanálisis se puede hallar piuria, hematuria y proteinuria.
En la radiografía de tórax aparecen inltrados difusos
alveolares.
El diagnóstico es clínico en los estadios tempranos,
mientras los paraclínico en leptospirosis revelan 2 fases: una
aguda (primera semana) de leptospiremia en donde se puede
aislar el patógeno por PCR en sangre
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o por cultivo en medio
Fletcher después de los primeros 3 días y máximo hasta 10 días
después del inicio de los síntomas, y una fase convaleciente
que se inicia a partir de la segunda semana cuando se puede
aislar el microorganismo por PCR en sangre, LCR u orina.
El cultivo de orina se lleva a cabo a partir de los 7 días del
inicio de los síntomas. Los anticuerpos IgM y la titulación
por MAT deben determinarse en la primera muestra en la
fase aguda y en la segunda durante la fase convalecencia
con un intervalo de 10-15 días
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, sin embargo la infección
aguda se sospecha ante un único título elevado detectado
en asociación con enfermedad febril aguda. La leptospira es
susceptible de tratamiento con betalactámicos, tetraciclinas,
uoroquinolonas y estreptomicina. El manejo descrito en la
literatura para las formas graves involucra penicilina (1.5