REPERT MED CIR. 2024;33(3):293-298
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de Medicina y Cirugía
Los hallazgos en el fondo de ojo dependen del momento
en que se realiza el examen; en etapa temprana se evidencia
edema del disco difuso o sectorial, y en ocasiones
desprendimiento seroso exudativo peripapilar. Tarda
alrededor de 9 a 12 días en formarse la estrella macular
con disminución del edema del disco. La estrella macular
desaparece luego de algunos meses y deja pigmento
subfoveal residual. El edema del disco se resuelve en 8 a
12 semanas y casi siempre recupera su apariencia normal,
aunque puede permanecer pálido de manera permanente.
1,4
La angiografía uoresceínica demuestra edema difuso
del disco y fuga del medio de contraste de los vasos de la
supercie. Es importante resaltar la ausencia de fuga en la
vasculatura macular. En la tomografía de coherencia óptica
(OCT) de mácula, se evidencia engrosamiento y acumulación
de líquido subretininano parafoveal con desprendimiento
seroso de retina, seguido de la estrella macular.
4,6
Se conrma la infección con anticuerpos, IgG e IgM o
cultivos. En algunos casos es una patología autolimitada
que no requiere ningún manejo adicional, sin embargo
cuando existe compromiso ocular se trata con antibióticos
como ciprooxacina, azitromicina, rifampicina ó doxiciclina
y puede asociarse con corticoides sistémicos. Existe
controversia en cuanto a pronta recuperación de la visión
con el uso de antibiótico sistémico.
1,3,4,7-10
La neurorretinitis estrellada de Leber es un diagnóstico de
exclusión. Afecta principalmente niños y adultos jóvenes.
Se inicia con pérdida súbita de visión con o sin dolor ocular.
En la mayoría el inicio es precedido por un pródromo
viral. La visión varía de 20/20 hasta percepción de luz. Se
autorresuelve a las 6-12 semanas alcanzando 20/30 o mejor
agudeza visual. En la angiografía uoresceínica hay fuga de
los capilares del disco.
3-5,8,9
Los diagnósticos diferenciales más comunes son los
aneurismas y la vasculitis retiniana idiopática o “IRVAN”
por sus siglas en ingles. Esta última afecta pacientes jóvenes
y sanos, con predominio en mujeres, por lo regular es
bilateral y no se relaciona con patologías sistémicas. La
característica principal es la presencia de microaneurismas
en la retina y en las arteriolas de la cabeza del nervio óptico.
No es una retinopatía verdadera, sólo muestra tinción
tardía del disco por las alteraciones vasculares a este nivel.
La oclusión de vena central y la retinopatía hipertensiva
también generan edema de la papila y estrella macular,
aunque aparecen hemorragias en llama en los 4 cuadrantes
y exudados blandos.
3,4
La neurorretinitis subaguda unilateral difusa descrita
por Gass Y Scelfo en 1978, hace parte de los diagnósticos
diferenciales y se trata de una enfermedad progresiva
causada por parásitos, que afecta la retina externa y el
epitelio pigmentario de la retina (EPR). Puede ser bilateral,
aunque suele afectar solo un ojo. Los hallazgos oftalmológicos
son disminución de la visión, vitreítis, edema del disco
óptico y lesiones grisáceas en el fondo de ojo. Se han
observado nemátodos en el espacio sub e intrarretiniano.
Es importante la pronta identicación y erradicación del
parasito. El tratamiento de elección es la fotocoagulación
laser del nemátodo. De no ser posible la identicación del
parásito clínicamente, se ha encontrado que es efectivo el
uso del tiabendazol sistémico.
4,6,11
Por último, otro diagnóstico diferencial es la
neurorretinopatia macular aguda, la cual se dene como
la presencia de una lesión intrarretiniana macular de color
rojizo en forma de trébol, cuyos ápices apuntan hacia la
fóvea, descrita por Bos y Deutman en 1975. La sintomatología
inicia con fotopsias y escotomas paracentrales asociados
con disminución de la agudeza visual, miodesopsias,
metamorfopsias y puede ser bilateral. Se ve de preferencia
en mujeres jóvenes y se ha relacionado con el uso de
anticonceptivos orales, trauma severo no ocular y choque,
lo que ha llevado a pensar que su origen es de tipo vascular.
Se ha utilizado la OCT para identicar el lugar de la lesión
y la angiografía uoresceínica para descartar otras posibles
enfermedades, pero no existe aún examen paraclínico que
ayude a identicar esta compleja enfermedad.
12
En la búsqueda de la etiología de la neurorretinitis es
clave la historia clínica completa incluyendo enfermedades
de transmisión sexual, contacto con gatos, linfadenopatías,
ebre y malestar general. Se deben realizar paraclínicos en
sangre para descartar patologías como la enfermedad por
arañazo de gato y sílis, entre otras. También se deben llevar
a cabo estudios de líquido cefalorraquídeo y neuroimágenes
cuando sea necesario. De no encontrarse etiología alguna,
se debe pensar en una posible neurorretinitis estrellada
idiopática de Leber.
3,4
Pese a que la causa más frecuente
en la literatura es la infecciosa por B. henselae, en los casos
que reportamos ninguno fue positivo para esta etiología
aunque se logró establecer el diagnóstico etiológico en un
caso (herpes).
El tratamiento depende de la causa ya sea infecciosa
o inamatoria. El pronóstico a largo plazo es bueno y
con adecuada recuperación de la visión. Aunque se han
utilizado los corticoides sistémicos, no se ha demostrado
que acorten el curso de la enfermedad ni alteren el resultado
nal de la visión.
3,4
Uno de los casos reportados se manejó
con corticoide vía oral, hubo mejoría de la visión, pero es
difícil atribuirla al uso de este medicamento.
Cakir M, Ceki O y col. han evaluado el papel del factor de
crecimiento endotelial antivascular (VEGF) en el tratamiento
de la neurorretinitis. Hay reportes de la combinación de
bevacizumab y triamcinolona usados en la forma idiopática
con evidencia de una rápida mejoría del edema macular
y la visión, aunque el mecanismo terapéutico no está
esclarecido.
13
Los autores declaran no tener ningún tipo de conicto de
interés.
CONFLICTOS DE INTERESES