REPERT MED CIR. 2024;33(1):48-53
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de Medicina y Cirugía
En el caso de la asertividad se obtiene en los participantes
una aseveración confrontativa, un estudiante inasertivo y
otro muy asertivo. De ahí que Luna y Ochoa
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reeran que en
los adolescentes con asertividad aceptable o poca se generen
conductas disruptivas, ya que que esta habilidad según
reeren los autores varía entre agresividad y pasividad, y
va más allá de transmitir ideas y pensamientos de unos a
otros, convirtiéndose en un factor que no solo puede mediar
la comunicación verbal o no verbal, sino las respuestas
conductuales.
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Sánchez y col.
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reeren que en el área de
la salud la asertividad se ve inuida por aspectos como
la disonancia emocional, la cual conlleva a que se genere
malestar psicológico. La disonancia social demuestra la
dualidad contrariada en la toma de decisiones que se puede
presentar cuando la persona por aceptación o compromiso
no logra un pensamiento crítico ni toma decisiones acordes
con lo que siente y decide por sí mismo, afectándolo de
manera signicativa ya que se siente insatisfecho.
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En
relación con los resultados, la asertividad en primer lugar
se convierte en un mediador de la conducta y la forma de
relacionarnos, además en el contexto de la salud durante
la formación o a nivel profesional se puede presentar la
asertividad confrontativa como lo muestran los resultados,
posiblemente por la dicultad de denir sus decisiones
inuidas por la aceptación de otros. Valdría la pena ampliar
el estudio al determinar el tipo de asertividad por sexo ya
que González y col.
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plantean que los hombres presentan
bajo nivel de asertividad, tornándose en conductas más
agresivas al recibir sugerencias o críticas.
En relación con el nivel de resiliencia se muestra que la
población tiene un nivel normal. Callisaya
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, describe que
en el adolescente se desarrolla por factores individuales,
familiares y de contexto, es decir, “historia de vida”,
convirtiéndose en una competencia social. En relación
con los resultados, aunque el nivel es normal, algunos
autores como López-Cortón
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reeren que está dada como
cualidad y como una construcción de acuerdo con las
situaciones vividas, lo cual concuerda con el hecho de que
según las vivencias e historias de vida es probable que los
participantes aún no hayan vivido situaciones que pongan
a prueba esta habilidad, la cual no solo se trata de fortalecer
la capacidad de afrontar dicultades al fomentar y estimular
el desarrollo de los valores y cualidades positivas, sino
formando seres humanos críticos, autónomos, respetuosos,
tolerantes, conscientes y comprometidos con ellos mismos,
con los demás y el contexto.
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En cuanto a la conanza situacional se muestra en el factor
control de consumo y presión social en ciertos estudiantes un
nivel de riesgo alto. Santoya y col.
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reeren que la capacidad
que tengan los jóvenes para hablar en forma abierta de
las emociones y de reconocer señales emotivas internas,
aumenta la probabilidad de regulación, de un nivel alto de
autocontrol en situaciones difíciles y de generar conductas
asertivas. Mamani-Benito y col.
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explican la diferencia del
control de impulsos en jóvenes con riesgo suicida frente a
los que no presentan sintomatología mental clínica. Los más
estables logran mayor introspección y autoconocimiento
emocional, lo que les permite resolver problemas, un mayor
estado de felicidad, tolerancia al estrés y autorrealización.
Lo anterior demuestra cómo el resultado respecto al control
con un alto nivel de presión social, conlleva a que los
participantes sean inuenciables frente a sus decisiones y
pueden llegar a tener conductas de riesgo. En concordancia
con lo planteado por los autores, esta situación está mediada
por el autoconocimiento y regulación emocional para
controlar las conductas.
Por último, se concluye que la etapa etaria dentro del
desarrollo humano requiere de un acompañamiento durante
la transición de la adolescencia a la adultez, ya que la mayoría
de participantes estaba alrededor de 20 años, edad que
conlleva a cambios en los contextos sociales que enfrentan
los jóvenes, de ahí que haya vulnerabilidad frente a la
toma de decisiones relacionada con la madurez emocional
que para cada sujeto es diferente y va acorde con una
construcción individual, familiar y social. De igual forma
el nivel de habilidades para la vida, autoestima, asertividad
y resiliencia, así como la percepción del nivel de riesgo,
permitió reconocer la importancia de estas habilidades en
el control emocional y conductual, así como su importancia
al convertirse en un factor de riesgo o protector en los
participantes, de acuerdo con el nivel identicado.
LIMITACIONES Y RECOMENDACIONES
Las limitaciones se enmarcaron en la consolidación de las
pruebas aplicadas, ya que si bien se reconocieron de manera
individual como instrumentos que permitían evaluar las
variables elegidas, sin embargo limitó la exploración del
nivel de habilidades para la vida desde su clasicación
general con las sociales, cognitivas y emocionales.
De esta manera se recomienda realizar otro estudio con
mayor población con el n de establecer un panorama más
amplio que permita sustentar el nivel de habilidades para
la vida, cognitivas, sociales y emocionales en los jóvenes
relacionadas con los riesgos que puedan enfrentar en su
vida universitaria, familiar y cotidiana.
REFERENCIAS
1. Organización para las Naciones Unidas. La UNESCO: trabajando
con y para los jóvenes [Internet]. Organización para las Naciones
Unidas; 2017. [Citado 2020 may 4]. Disponible en: http://elpais.
com.sv/unesco-denicion-joven/
2. Mantilla -Toloza SC, Villamizar CE, Peltzer K. Consumo de alcohol,
tabaquismo y características sociodemográcas en estudiantes
universitarios. Univ Salud. 2016;18(1):7-15. http://dx.doi.
org/10.22267/rus.161801.14.