de Medicina y Cirugía
REPERT MED CIR. 2024;33(2):200-204
202
Figura 2. Tomografía computarizada contrastada, corte axial.
Fuente: los autores.
Con los signos clínicos y los hallazgos imagenológicos
se diagnosticó síndrome de vena cava superior, moderado
secundario a desplazamiento del mediastino ante la ruptura
del aneurisma de la aorta ascendente. Valorada por radiología
intervencionista y cirugía cardiovascular consideraron que
por las características del aneurisma, el compromiso de
estructuras vecinas, las comorbilidades de base y la edad de
la paciente era de alto riesgo de mortalidad perioperatoria,
por lo que se decidió realizar manejo expectante. Se
dio egreso hospitalario con oxígeno domiciliario por la
persistencia de disnea leve, se indicó diurético de asa
tipo furosemida y manejo antihipertensivo con losartán y
amlodipino para el control óptimo de cifras tensionales. A
los 8 meses del diagnóstico la paciente permanecía estable y
sin complicaciones.
DISCUSIÓN
El aneurisma de aorta torácico (AAT) se dene como una
pérdida de la estructura paralela de las paredes de la arteria,
lo que lleva a una dilatación de al menos 1.5 veces más
respecto al diámetro previo y se considera gigante cuando
excede de 10 cm.
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Su incidencia varía entre 6 y 10 casos por
100.000 habitantes al año, se presenta con mayor frecuencia
entre la sexta y séptima década de vida y afecta más a los
hombres (2 a 4 veces).
2
Dentro de los factores de riesgo
se mencionan los cambios ateroscleróticos asociados con
hipertensión arterial (71.4%) como en el caso de nuestra
paciente (con diagnóstico de hipertensión arterial 25 años
antes), tabaquismo (71.4%) también presente con un índice
tabáquico de 52 paquetes/año y en menor proporción otros
factores como obesidad (21.4%), dislipidemia, antecedente
de aneurisma torácico previo operado (28.6%) y aneurisma
abdominal operado (21.4%).
2
Se ha evidenciado que los
AAT ascendente se desarrollan como consecuencia de
una necrosis quística de la capa media (NQM), generando
pérdida de células musculares lisas y degeneración de
bras elásticas. Esto desencadena una debilidad de la pared
arterial con la posterior formación del aneurisma. Los AAT
también se han relacionado con síndromes genéticos como
en el síndrome de Marfan, Ehlers-Danlos, Loeys-Dietz y el
de Turner.
2
Se clasican en verdaderos (fusiforme o sacular) cuando
afectan las tres capas arteriales y falsos (pseudoaneurisma)
si existe una sección parcial de la pared.
2
Según la literatura
los AAT pueden comprometer uno o más de un segmento
aórtico, aproximadamente 60% afecta la raíz aórtica o la
aorta ascendente, 40% llegan a comprometer la descendente
y la minoría de los casos alcanzan la toracoabdominal o
el arco aórtico.
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Dentro de la presentación clínica la gran
mayoría de los AAT son asintomáticos, pero en este caso
la paciente debutó con un síndrome de vena cava superior
(SVCS), que es el conjunto de signos y síntomas secundarios
a la obstrucción total o parcial del ujo sanguíneo a nivel
de la vena cava superior, los grandes vasos que desembocan
en este nivel o por obstrucción en la región cavo-auricular
superior.
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Los síntomas más comunes incluyen edemas en
el cuello (100%), facial (48-82%), tronco y/o extremidades
superior (38.75%), disnea (54-83%), dolor torácico (15%),
tos (22-58%), dilatación de las venas torácicas colaterales
(38%), pérdida de peso (10-31%), distensión de la vena
yugular (27%), parálisis del nervio frénico (16,2%), plétora
(13%) y disfagia (10-13%).
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En la actualidad existe una clasicación propuesta por James
B. Yu para determinar la gravedad del SVCS y la necesidad
de realizar una intervención de urgencia. Este esquema
incluye parámetros como el grado de edema cerebral,
laríngeo y el compromiso hemodinámico para diferenciar
entre los no potencialmente mortales (grados 0-2) y los
potencialmente mortales (grados 3-4), (tabla 1)
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; en el caso
de nuestra paciente se clasicó como grado 2.
Ante la sospecha de AAT en el paciente sintomático
la radiografía de tórax puede mostrar una masa o
ensanchamiento mediastínico, desviación de la tráquea
y de los bronquios fuente, y agrandamiento del botón
aórtico.
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La tomografía contrastada y la angiografía por
resonancia magnética son las imágenes diagnósticas de
elección para denir la anatomía aórtica, así como para la
detección del aneurisma, denir su tamaño y ubicación.
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El ecocardiograma tiene gran utilidad para visualizar la
raíz aórtica, aunque no detecta los aneurismas de la aorta
ascendente y del arco aórtico.
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El crecimiento esperado de los AAT depende
principalmente de su tamaño, los de 3.5 cm de diámetro
en la aorta ascendente pueden crecer cerca de 0.11 cm al
año y los de 7.0 cm de diámetro hasta 0.22. El riesgo de
complicaciones depende del tamaño del aneurisma y la