de Medicina y Cirugía
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REPERT MED CIR. 2024;33(2):170-177
que puede explicar la prevalencia reportada en este estudio
es el momento en el que se realizó el tamizaje con EDPS y se
aplicaron los criterios DSM5 (puerperio mediato, 2 a 48 horas
posteriores al parto), periodo en el que se ha evidenciado que
por lo regular los niveles de ansiedad y miedo relacionados
con el parto y el bienestar del neonato pueden ser más
bajos
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que los síntomas depresivos maniestos en etapas
posteriores del puerperio. En el estudio de Ortiz Martínez y
col. publicado en 2016, se calculó una prevalencia de DPP
de 40.2% mediante la aplicación de la escala EDPS a mujeres
en puerperio, pero no se especicó hasta cuantos días se
aceptaron para incluir a las pacientes en la muestra.
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En un análisis secundario de la Encuesta Nacional de
Demografía y Salud-2010, publicado por Rincón Pabón y
Ramírez-Vélez, se calculó una prevalencia de 12.9% con
variación entre 3.1% y 22.1% mediante el autorreporte
de episodio de DPP en los últimos 6 meses.
6
En el estudio
de Gaviria y col. publicado en 2019 se incluyeron mujeres
embarazadas o en las primeras 72 horas posparto a
quienes se les aplicó la escala de EDPS con punto de corte
≥ 12 obteniendo una prevalencia de 22.36% de síntomas
depresivos perinatales.
7
Teniendo en cuenta que en este
estudio se incluyeron pacientes en puerperio mediato (2
a 48 horas posteriores al parto), con tamizaje efectuado
con EDPS y conrmado el diagnóstico de DPP mediante
la aplicación de criterios DSM5, la prevalencia calculada
no es comparable con los últimos estudios publicados en
Colombia. Otro factor que puede explicar la baja prevalencia
es que la mayoría de las pacientes sin diagnóstico de DPP
(80.7%) tenían buena función familiar, lo que está acorde
con el estudio de Huang y col. en el que se evidenció que
esta tiene una correlación directa negativa con la DPP.
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Por otro lado, se puede inferir que la EDPS cuenta con un
buen rendimiento para el tamizaje y posterior diagnóstico
de DPP según criterios DSM5, con una sensibilidad y
especicidad alta con puntajes de EPDS mayores de 12,
hallazgo consistente con lo reportado por Smith-Nielsen y
col. en su estudio de validación de la EPDS versus criterios
DSM5, en el que concluyeron que una puntuación de 11 o
más era el límite óptimo para el tamizaje de DPP según los
criterios DSM-5.
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Las pacientes con DPP del estudio, se caracterizaron
por tener una edad promedio de 27.3 años, vivir en zona
urbana, haber cursado estudios secundarios, convivir
en unión libre o estar casadas, ser empleadas, aliadas al
régimen contributivo de salud, baja adherencia a consulta
preconcepcional, haber tenido parto por cesárea antes
de las 37 semanas y presentado patologías como diabetes
gestacional o preeclampsia. Ninguna de esas variables tuvo
signicancia estadística. Con respecto a este tipo de factores
de riesgo para DPP, existen discrepancias en las diferentes
investigaciones nacionales e internacionales. En la de
Zejnullahu y col. llevada a cabo en Kosovo, la edad materna,
nivel educativo, empleo, paridad, ingresos económicos y el
soporte social no estuvieron relacionados con el riesgo de
DPP, hallazgos concordantes con los nuestros. En un estudio
español las variables relacionadas con el estado civil, la
edad, el bajo nivel educativo y la alteración en el estado
de ánimo, no tuvieron signicancia estadística, mientras
que el ser primigestante, haber tenido parto por cesárea,
enfermedades del puerperio y hospitalización del recién
nacido, se relacionaron con el riesgo de DPP.
10
En el estudio
de Gaviria y col. se reporta el nivel educativo menor de 5
años y la aliación al régimen subsidiado como factores de
riesgo para DPP
7
, así como en el de Kim y Dee con mujeres
hispanas el bajo nivel educativo y tener más de un hijo
pequeño fueron factores signicativos relacionados con
tamizaje positivo para DPP.
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La tipología de familia tomada
como la forma de composición de esta, fue una de las
variables que presentó signicancia estadística con el tipo
de familia nuclear, pudiendo explicarse porque 79% del
total de la población tenía este tipo de relación, resultado
similar al estudio de Huang Y. y col. y al de Vjosa donde la
pobre relación marital fue un factor asociado con depresión
posparto.
En algunos reportes aparecen otras tipologías familiares
(monoparentales y reconstituidas) como las más comunes,
similar a lo hallado por Wang Z. y Shitu S. Esta variable
fue discordante con el estudio realizado en Kosovo en el
que no se encontró signicancia estadística para la tipología
familiar con la DPP, pero si se describió como uno de los
predictores de DPP la pobre relación marital, al igual
que lo informado en Arabia Saudí.
9,17
De igual manera en
Etiopía, ser divorciada, separada o soltera, con gestación
no planeada y presencia de enfermedad infantil, fueron
predictores independientes para DPP
3
y en Arabia, los más
signicativos fueron tener un conyugue que no la apoya,
eventos vitales estresantes recientes y parto por cesárea.
17
Llama la atención que el antecedente de enfermedad
mental se describe a menudo como factor de riesgo para
DPP.
5,7-9
Solo una de las 17 pacientes con diagnóstico de
DPP presentaba este antecedente, hallazgo que concuerda
con otros estudios.
10
Respecto al curso de vida, más de la mitad de la población
con DPP estaba en la juventud o adultez, hallazgo que no tuvo
signicancia estadística, igual que en otros estudios
9,10
, pero
coincide con la edad promedio de las pacientes participantes
en diversos protocolos de investigación.
3,9,10
Por otro lado,
se ha descrito la relación de DPP con la adolescencia, sin
ser una variable unicausal puesto que involucra múltiples
factores socioculturales presentes en este grupo etario.
8
A
pesar de la alta prevalencia de embarazos en adolescentes en
Colombia, no se encontró asociación estadística signicativa,
tal vez porque la población adolescente fue solo de 6,2%.
La tipología y tener algún grado de disfunción familiar,
esta última evaluada mediante la aplicación de la escala de
APGAR familiar, presentaron una relación estadisticamente
signicativa con los casos de DPP. Esta relación ha sido poco
estudiada como factor de riesgo o protector para presentar
DPP, pero concuerda con lo reportado en el estudio de